La Cámara de Diputados, con el respaldo de Morena y sus aliados, aprobó en periodo extraordinario la nueva Ley de la Guardia Nacional, junto con reformas a ocho leyes secundarias, reforzando el traspaso de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
La reforma avanzó con 354 votos a favor y 124 en contra, siendo rechazada por PAN, PRI y Movimiento Ciudadano, y ahora se envía al Senado para su revisión.
Principales implicaciones de la ley
- Control militar total: La Guardia Nacional quedará bajo el control operativo y administrativo del Ejército, a cargo de la Sedena.
- Facultades de inteligencia y espionaje: Intervención judicial de comunicaciones (llamadas, redes sociales, correos, GPS), autorizada por jueces y limitada a delitos graves.
- Operativos encubiertos y tareas de inteligencia preventiva en colaboración con la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC).
- Monitoreo de plataformas públicas (sitios web y redes sociales) sin orden judicial, para elaboración de inteligencia preventiva.
Transformación legal institucional
- Se reforman leyes clave: Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, Ley del Ejército y Fuerza Aérea, disciplina militar, temas de ascensos, justicia penal militar, entre otras.
- Sedena podrá generar y utilizar “productos y servicios de inteligencia” para proteger la seguridad nacional.
- Educación y capacitación militar: Sedena liderará la formación del personal de la Guardia, incluyendo manuales operativos, uso de la fuerza y respeto a derechos humanos.
- Compatibilidad con estrategia civil-militar: Aunque el Ejército administre y controle, la SSPC definirá la estrategia de seguridad, manteniendo un mando civil.
Postura de la oposición
PAN, PRI y MC rechazaron la iniciativa, argumentando que representa una militarización excesiva y abre puerta al espionaje masivo. Advierten que podría afectar a críticos, periodistas y sociedad civil.
Próximos pasos
El dictamen llega ahora al Senado. Si se aprueba sin cambios, entrará en vigor la nueva Ley, consolidando formalmente a la Guardia Nacional como una extensión de las Fuerzas Armadas, con amplias facultades de investigación y control militar, aunque bajo una estrategia supervisada por la SSPC.