Tras doce días de enfrentamientos directos que pusieron en vilo a Medio Oriente, Israel e Irán iniciaron este martes un alto al fuego anunciado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien celebró el acuerdo como el “fin oficial” del conflicto y una victoria diplomática que, según dijo, evita una guerra de mayor alcance regional.
El cese temporal de hostilidades fue anunciado por Trump a través de su red Truth Social. Indicó que el alto al fuego se ejecutaría en fases: primero por parte de Irán, seguido por Israel doce horas después. De cumplirse sin incidentes durante 24 horas, aseguró que podrá declararse formalmente terminada la confrontación.
“Felicito a ambos países por su resistencia, coraje e inteligencia. Esta debe llamarse ‘la guerra de los 12 días’”, escribió.
Sin embargo, aunque el anuncio fue bien recibido por los mercados (las bolsas europeas subieron en respuesta a la tregua), las declaraciones posteriores de los líderes involucrados evidenciaron que la tensión subyacente continúa.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, advirtió que si Irán intenta reactivar su proyecto nuclear, Israel responderá “con la misma determinación y fuerza” que durante los ataques recientes.
“Hemos relegado al olvido el proyecto nuclear iraní y, si alguien intenta reactivarlo, actuaremos para frustrarlo. Irán no tendrá armas nucleares”, subrayó en su primera aparición pública tras la entrada en vigor del alto al fuego.
Según Netanyahu, Israel logró una “victoria histórica” al atacar laboratorios, plantas de centrifugación y lanzaderas de misiles, acciones que, asegura, han frenado el avance del programa nuclear iraní durante años.
En contraste, desde Teherán, el presidente iraní Masud Pezeshkian proclamó el fin de la guerra como una derrota para Israel.
“Estamos presenciando el fin de la guerra de 12 días que fue impuesta al pueblo iraní. El enemigo agresor fracasó en sus objetivos de destruir nuestras instalaciones nucleares y causar malestar social”, expresó.
Aclaró además que su país no busca fabricar armas nucleares, pero sí hará valer su “derecho legítimo” a un programa nuclear civil.
La portavoz del gobierno iraní, Fatemeh Mohajerani, también habló del fin del conflicto como una victoria interna, y aseguró que “la decencia y la solidaridad del pueblo iraní” permitieron superar los días más difíciles. Por su parte, el vicepresidente primero Mohamad Reza Aref calificó la tregua como un reconocimiento tácito de derrota por parte de Estados Unidos e Israel, ocurrida tras un ataque iraní a una base militar estadounidense en Catar.
El jefe del Estado Mayor de Israel, Eyal Zamir, indicó que con la tregua en marcha, las Fuerzas de Defensa de Israel volverán a enfocarse en la Franja de Gaza, con el objetivo de rescatar rehenes y desmantelar a Hamas. Aunque dio por concluida una “fase significativa” con Irán, subrayó que “no es momento de dormirse en los laureles”.
A nivel internacional, el secretario general de la ONU, António Guterres, instó a ambas partes a respetar el alto al fuego. “Los pueblos de ambos países ya han sufrido demasiado”, declaró, y expresó su esperanza de que esta tregua pueda replicarse en otros conflictos regionales, como el de Gaza.
En paralelo, China manifestó su respaldo a Irán para lograr un “alto el fuego genuino” y afirmó que apoya la soberanía iraní, mientras que Trump, en un giro llamativo, celebró que gracias a la paz alcanzada, China podrá volver a comprar petróleo iraní apenas un mes después de haber amenazado con sanciones a quienes comerciaran con Teherán.
A pesar de la tregua, persisten los indicios de desconfianza: este martes, la Guardia Revolucionaria iraní anunció el arresto de otro ciudadano europeo acusado de espiar en zonas militares sensibles del país, el segundo caso reportado en menos de una semana.
Aunque la guerra de 12 días parece haber concluido, los discursos cruzados y la continua vigilancia militar muestran que la paz entre Irán e Israel sigue siendo frágil y cargada de condiciones no resueltas.