La boina roja que salta cuando México lo necesita

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Brigada de Fusileros Paracaidistas: El salto de élite del Ejército Mexicano

La Brigada de Fusileros Paracaidistas (BFP) es una unidad de élite del Ejército Mexicano, especializada en operaciones aerotransportadas. Son conocidos por su distintiva boina roja y su entrenamiento riguroso en paracaidismo y operaciones especiales. La BFP se encarga de misiones de seguridad y defensa, incluyendo operaciones de rescate, contraterrorismo y combate urbano, entre otra

En el corazón del Ejército Mexicano hay una unidad que no camina: vuela. Salta desde el cielo para cumplir misiones que demandan precisión quirúrgica, disciplina férrea y una valentía que raya en lo sobrehumano. Son los hombres y mujeres que portan la boina roja: los Fusileros Paracaidistas. Desde hace más de siete décadas, esta unidad de élite representa uno de los rostros más preparados y respetados de las Fuerzas Armadas nacionales.

La Brigada de Fusileros Paracaidistas (BFP) es mucho más que una fuerza especial. Se trata de un grupo altamente entrenado en operaciones aerotransportadas, contraterrorismo, rescate de rehenes, combate urbano, intervención en zonas de conflicto y misiones de asistencia humanitaria, entre otras tareas de alto riesgo. Es, en muchos sentidos, el músculo de respuesta inmediata del Ejército Mexicano.

Origen: cuando el Ejército miró al cielo

La historia de los fusileros paracaidistas comenzó en 1946, un año después del fin de la Segunda Guerra Mundial. El impacto que tuvieron las fuerzas aerotransportadas aliadas durante el conflicto inspiró al Ejército Mexicano a crear su propia unidad con capacidad de despliegue aéreo. Así nació la Compañía Mínima de Aerotropas, una célula experimental con una misión ambiciosa: redefinir la movilidad y el alcance del poder militar nacional.

El 15 de septiembre de 1946, en los Llanos de Balbuena, Ciudad de México, se realizó el primer salto oficial. Fue una demostración de viabilidad, pero también un acto simbólico: México estaba listo para formar soldados capaces de caer del cielo y hacerse presentes allí donde nadie más podía llegar.

En 1969, la unidad se transformó formalmente en la Brigada de Fusileros Paracaidistas, con sede permanente en la capital del país. Desde entonces, su desarrollo ha sido constante: mayor capacidad de fuego, entrenamiento especializado, profesionalización de su personal y, más recientemente, una creciente participación internacional.

¿Qué hace un fusilero paracaidista?

La misión de la BFP es clara: realizar operaciones especiales de alto impacto con despliegue aéreo inmediato. En escenarios donde el tiempo es crítico y la geografía impide una intervención convencional, esta unidad entra en acción desde el cielo.

Objetivos operativos:

  • Infiltración aérea mediante salto táctico (estático o de caída libre).
  • Reconocimiento especial y asaltos aéreos en zonas de alto riesgo.
  • Combate en entornos urbanos, rurales o selváticos.
  • Apoyo en tareas de seguridad nacional, lucha contra el crimen organizado y misiones humanitarias.
  • Guerra no convencional y respuesta ante terrorismo o amenazas híbridas.

Su lema, “Por el honor de México”, no es un mero eslogan. Resume la ética operativa de una brigada que actúa cuando el Estado enfrenta riesgos graves o necesita reforzar su soberanía.

El entrenamiento: forjados en el extremo

Ser parte de la Brigada de Fusileros Paracaidistas no es un derecho: es un privilegio ganado a pulso. Ingresar a sus filas implica superar uno de los entrenamientos más rigurosos del Ejército Mexicano.

Fases del adiestramiento:

  • Curso Básico de Paracaidismo Militar: incluye teoría de salto, caída libre, apertura manual y control de paracaídas, además de técnicas de aterrizaje en terrenos diversos.
  • Entrenamiento físico y psicológico extremo: marchas forzadas, resistencia en condiciones climáticas adversas, combate cuerpo a cuerpo, supervivencia en selva, desierto o alta montaña.
  • Especialización táctica: francotirador, explosivos, combate en espacios cerrados (CQB), navegación nocturna, inserción con cuerda rápida (fast rope) y salto HALO/HAHO (gran altitud, apertura baja/alta).
  • Resiliencia emocional: preparación para operar en aislamiento, bajo fuego enemigo y en misiones prolongadas sin apoyo logístico inmediato.

Solo los que superan estas pruebas reciben la boina roja y las alas aladas que identifican a los paracaidistas. Es un símbolo de capacidad, temple y excelencia.

Una brigada preparada para todo

La organización interna de la BFP es robusta y versátil. Cuenta con varios batallones de fusileros paracaidistas, grupos de fuerzas especiales, compañías de sanidad, transmisiones, logística y artillería, lo que le permite operar de manera autónoma o en coordinación con el resto del Ejército y la Fuerza Aérea.

Esta estructura le permite a la brigada desplegarse en menos de 12 horas en cualquier parte del país, ya sea mediante aeronaves de transporte militar o helicópteros de inserción rápida.

Durante las últimas dos décadas, ha sido pieza clave en operativos de alto perfil contra grupos del crimen organizado, particularmente durante la llamada “guerra contra el narcotráfico”. También ha participado activamente en el Plan DN-III-E, brindando apoyo en desastres naturales como sismos, huracanes e inundaciones.

Proyección internacional: México en el mapa táctico global

La profesionalización de la BFP no se limita al ámbito nacional. En los últimos años, ha adquirido una dimensión internacional, integrándose a ejercicios combinados con fuerzas armadas de países como Estados Unidos, Colombia, Alemania y Chile.

Ejercicios clave:

  • Joint Readiness Training Center (JRTC), Fort Polk, EE. UU. (2023): allí, paracaidistas mexicanos entrenaron combate aerotransportado, navegación táctica con GPS y operaciones nocturnas, junto a tropas estadounidenses y aliadas.
  • Cursos especializados en Alemania y Colombia sobre lucha antiterrorista, paracaidismo de alta precisión, supervivencia en jungla y guerra asimétrica.
  • Intercambios con unidades élite de Chile, Brasil y Perú, fortaleciendo la interoperabilidad continental en misiones humanitarias y de seguridad hemisférica.

Estas colaboraciones permiten que la BFP mantenga estándares internacionales, actualice sus doctrinas de combate y demuestre al mundo el nivel operativo de las Fuerzas Armadas mexicanas.

Más que una unidad: un símbolo

La Brigada de Fusileros Paracaidistas representa una de las expresiones más sofisticadas y comprometidas del Ejército Mexicano. Portar la boina roja no solo significa haber sido entrenado para el combate: implica haber sido forjado para proteger, intervenir, rescatar y servir.

En un país donde la violencia, los desastres naturales y los desafíos a la seguridad nacional son constantes, contar con una fuerza de reacción como la BFP no es un lujo, sino una necesidad estratégica. Pero más allá de su eficacia táctica, lo que distingue a esta brigada es la mística que rodea a sus miembros: el espíritu de cuerpo, la lealtad a la patria, el valor bajo fuego.

A 79 años del primer salto en los Llanos de Balbuena, los paracaidistas mexicanos siguen cayendo del cielo… para levantar a México desde el suelo.

 

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