Mientras la Feria Nacional de San Marcos (FNSM) se promueve como uno de los eventos culturales y económicos más importantes de México, en las calles de Aguascalientes la ciudadanía enfrenta una realidad menos festiva: el incremento de robos a casa habitación y el auge de delitos de oportunidad, como el hurto de celulares, carteras y pertenencias personales.
La Secretaría de Seguridad Pública Municipal admite que cada año, durante el periodo ferial, los índices delictivos tienden al alza, particularmente en la Semana Santa, cuando muchas familias abandonan sus hogares para salir de la ciudad o acudir a la feria. “El robo a casa habitación es uno de los delitos que más atendemos en estas fechas porque muchas viviendas se quedan solas. Ahí concentramos una parte importante del operativo”, reconoció el titular de la dependencia, Gonzalo Pérez Zúñiga.
Sin embargo, para muchos ciudadanos, los operativos no han sido suficientes. “Cada año es lo mismo. Nos dicen que hay más vigilancia, pero siguen vaciando casas en colonias como Pilar Blanco, Haciendas o incluso en fraccionamientos cerrados. Uno se va a disfrutar un rato y regresa a la pesadilla de encontrar su casa saqueada”, relata Ana Lucía Ramírez, vecina afectada en 2023.
El perímetro ferial: foco rojo
Dentro del perímetro ferial, donde se concentra la mayor afluencia de visitantes, la inseguridad toma otra forma. Los delitos más comunes son el robo de celulares, carteras y las riñas entre asistentes, muchas veces alimentadas por el consumo excesivo de alcohol.
“Son robos de oportunidad. Te sacan el celular del pantalón sin que te des cuenta, o te empujan y te quitan la cartera. En una jornada hemos detenido a personas con hasta 90 celulares robados en su poder”, explicó el secretario. Según las autoridades, la mayoría de estos delincuentes provienen de otros estados como el Estado de México, Toluca o Pachuca, lo que revela la presencia de grupos organizados que llegan a Aguascalientes exclusivamente para delinquir durante el evento.
No obstante, algunos ciudadanos cuestionan la falta de filtros eficaces en los accesos y la aparente permisividad con la que estas bandas logran operar. “No hay revisiones reales. Ves a la policía más ocupada en multar por faltas administrativas que en detener a los que vienen a robar”, apunta Alejandro Torres, comerciante en la zona.
¿Una constante histórica?
Aunque la FNSM es un motor de derrama económica —tan solo en 2023 generó más de 9 mil millones de pesos, según cifras oficiales— la problemática de inseguridad no es nueva. Ya desde la década de los 90, vecinos del centro histórico comenzaron a denunciar robos durante la feria. A lo largo de los años, las administraciones municipales han prometido fortalecer la seguridad, pero los testimonios y estadísticas revelan que los avances han sido limitados.
La recurrente presencia de grupos delictivos foráneos tampoco es reciente. En reportes hemerográficos se documenta que en 2015 y 2017 fueron desarticuladas bandas provenientes del Valle de México dedicadas al robo de dispositivos móviles, muchas veces utilizando menores de edad para pasar desapercibidos entre la multitud.
¿Y la prevención ciudadana?
Las autoridades insisten en que la prevención es clave. Entre las recomendaciones emitidas por la Secretaría de Seguridad Pública se encuentran: evitar portar objetos de valor de forma visible, no guardar el celular en la bolsa trasera del pantalón, usar bolsos de frente al cuerpo y no perder de vista las pertenencias.
Pero incluso estas medidas resultan insuficientes para muchos visitantes. “Uno puede cuidarse, pero cuando hay miles de personas y los ladrones actúan en grupo, no hay reacción que alcance. Te das cuenta hasta que ya te robaron”, comenta Iván Carrillo, joven que asistió al concierto inaugural.
Un llamado urgente
Frente a este panorama, la ciudadanía exige no solo operativos más visibles, sino estrategias de inteligencia más eficaces que anticipen la presencia de bandas delictivas y refuercen la seguridad en colonias vulnerables. La FNSM no puede seguir celebrándose a costa de la tranquilidad de quienes la viven desde otro ángulo: el del miedo, el coraje y la impotencia.
La Feria Nacional de San Marcos es, sin duda, un orgullo para Aguascalientes. Pero también es tiempo de enfrentar su lado oscuro con acciones firmes y respuestas reales. Porque mientras algunos disfrutan del festejo, otros —en sus casas vacías o entre las multitudes— se convierten en víctimas de una delincuencia que cada año parece encontrar terreno fértil para operar.