El tráfico de fentanilo

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Una compleja red de producción, tráfico y distribución con nexos en China, México y Estados Unidos

El fentanilo, un opioide sintético 50 veces más potente que la heroína, se ha convertido en una crisis de salud pública en Estados Unidos, cientos de miles de personas han muerto por sobredosis de drogas, y una gran parte de estas muertes se atribuyen al fentanilo. ¿Cómo llega esta droga a territorio estadounidense? La respuesta involucra una compleja red de producción, tráfico y distribución con nexos en China, México y Estados Unidos.

El proceso comienza en Asia, principalmente en China, donde se fabrican precursores químicos utilizados para la producción de fentanilo. A pesar de las regulaciones impuestas por el gobierno chino, muchas de estas sustancias llegan a México a través de rutas marítimas y aéreas. Los envíos suelen ocultarse en cargamentos comerciales legales o ser desviados hacia laboratorios clandestinos operados por cárteles mexicanos.

Los cárteles fabrican el opioide sintético en laboratorios y luego lo trafican a Estados Unidos, principalmente a través de cruces terrestres oficiales en California y Arizona. Las pequeñas cantidades de fentanilo en cada envío —el fármaco es 50 veces más potente que la heroína— y su falta de olor, hacen que la detección y las incautaciones sean extremadamente desafiantes.

El fentanilo producido en México es transportado a Estados Unidos a través de diversos métodos. Los principales puntos de cruce incluyen Tijuana, Ciudad Juárez y Nuevo Laredo. Los traficantes utilizan desde vehículos particulares y camiones de carga hasta correos humanos que ocultan la droga en sus cuerpos o pertenencias. Una estrategia común es disolver el fentanilo en líquidos para facilitar su transporte y luego procesarlo nuevamente en territorio estadounidense.

El fentanilo también se produce en Canadá y se contrabandea a Estados Unidos, pero en mucha menor medida. Los agentes de aduanas de Estados Unidos incautaron 19,5 kilogramos de fentanilo en la frontera canadiense durante el último año fiscal, en comparación con los más de miles de kilogramos decomisados en la frontera mexicana.

Una vez en Estados Unidos, la droga es distribuida por redes criminales locales que operan en ciudades como Los Ángeles, Chicago y Nueva York. En muchos casos, el fentanilo es mezclado con otras drogas, como la cocaína o la heroína, sin que los consumidores lo sepan, lo que incrementa el riesgo de sobredosis.

Ante esta crisis, el gobierno de Estados Unidos ha incrementado la vigilancia fronteriza y ha reforzado la cooperación con México para combatir el tráfico de fentanilo. Sin embargo, los esfuerzos han enfrentado dificultades debido a la corrupción y la capacidad de los cárteles para adaptarse a nuevas estrategias de seguridad.

El tráfico de fentanilo desde México a Estados Unidos es una crisis que combina factores de producción internacional, crimen organizado y políticas fronterizas. Mientras el consumo y las muertes por sobredosis continúan en aumento, la cooperación binacional y el endurecimiento de las regulaciones sobre los precursores químicos son esenciales para mitigar el impacto de esta droga.

El plan del presidente Donald Trump de imponer aranceles a los productos procedentes de México, Canadá y China tiene como uno de sus objetivos combatir el flujo ilícito de fentanilo hacia Estados Unidos.

El lunes, México acordó enviar 10 mil elementos de la Guardia Nacional a la frontera entre Estados Unidos y México como parte de un acuerdo con Trump para aplazar los aranceles durante un mes; horas después, Canadá también concretó un pacto con Trump, el primer ministro Justin Trudeau informó entre los nuevos compromisos que este país  va “a nombrar un zar del fentanilo, agregar a los cárteles mexicanos a la lista de terroristas, asegurarnos de vigilar la frontera las 24 horas del día, los 7 días de la semana, y lanzar, con Estados Unidos, una fuerza de ataque conjunta contra el crimen organizado y el tráfico de fentanilo y lavado de dinero”.

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