Las Fuerzas Armadas de México desplegaron en Michoacán un operativo de seguridad sin precedentes, respaldado por tecnología de inteligencia, vigilancia y defensa táctica de última generación, con el objetivo de contener la violencia del crimen organizado en una de las entidades más golpeadas por la inseguridad.
De acuerdo con información publicada por Milenio, el dispositivo incluye aeronaves de reconocimiento, drones de diversas capacidades, sistemas antidrones, helicópteros equipados con sensores terrestres y unidades especializadas en desactivación de explosivos. Todo este equipamiento se integra dentro de una red de vigilancia y reacción conocida como ISR (Intelligence, Surveillance and Reconnaissance), capaz de operar en tiempo real desde los centros de mando de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la Secretaría de Marina (Semar).
Entre los recursos desplegados destacan cuatro aviones ISR/PAM, plataformas aéreas equipadas con radares de apertura sintética, cámaras multiespectrales y sistemas de escucha electrónica. Estas aeronaves permiten detectar movimientos en zonas selváticas o serranas y ubicar transmisiones vinculadas con células criminales, transmitiendo coordenadas precisas a los mandos operativos.
También se incorporó un dron S.A.N.T. (Sistema Aéreo No Tripulado), de desarrollo nacional, con autonomía de hasta diez horas y sensores electro-ópticos estabilizados. Su misión será mantener vigilancia permanente sobre rutas de trasiego y zonas de extracción ilegal de recursos.
El despliegue incluye además 18 drones tácticos y cinco sistemas no tripulados de gran tamaño, utilizados para reconocimiento previo a incursiones y apoyo a operaciones nocturnas con visión infrarroja, ampliando la cobertura aérea sin exponer al personal militar.
En tierra, el operativo se apoya en equipos Blonae (Búsqueda, Localización y Neutralización de Artefactos Explosivos), unidades especializadas que cuentan con robots, detectores químicos y trajes EOD para intervenir en minas o trampas explosivas. Michoacán recibirá cinco de estos equipos, además de cinco células contra explosivos que trabajarán junto con la Infantería de Marina para despejar rutas rurales y proteger convoyes.
En el frente defensivo, las Fuerzas Armadas incorporaron 41 rifles antidrones, tres sistemas de interferencia electrónica y cinco torres de inspección equipadas con radares de corto alcance y sensores acústicos. Estos rifles portátiles pueden bloquear señales GPS y provocar que drones hostiles pierdan conexión y desciendan de forma controlada.
El refuerzo también contempla cuatro escáneres de rayos X para inspección vehicular, tres vehículos diseminadores con antenas de comunicación táctica y ocho helicópteros apoyados por cinco equipos de fuerzas especiales, encargados de patrullar y reaccionar en zonas de difícil acceso.
