Cada 2 de octubre, México conmemora la masacre de Tlatelolco de 1968, un episodio de violencia estatal en el que fuerzas militares y paramilitares abrieron fuego contra una manifestación pacífica de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas. Se calcula que entre 300 y 400 personas murieron, aunque las cifras exactas siguen en disputa.
La marcha del 2 de octubre no es solo un acto de memoria, sino un llamado constante de justicia, memoria y rendición de cuentas. Se recuerda no solo la matanza en sí, sino el contexto: un movimiento estudiantil que exigía mayor democracia, respeto a libertades políticas y controles al autoritarismo del Estado.
Significado histórico y simbólico
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La masacre fue parte de la Operación Galeana, un plan militar coordinado por el gobierno para disolver el movimiento estudiantil y detener a sus líderes.
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Participó el Batallón Olimpia, grupo paramilitar que operaba con respaldo del Estado y fue fundamental en la represión del movimiento de 1968.
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El reclamo “2 de octubre no se olvida” se ha convertido en lema de denuncia contra la impunidad, la represión estatal y la memoria colectiva del país.
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Justicia plena y esclarecimiento de los hechos: que se sancione a los responsables de la matanza y que se abra el expediente histórico completo.
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Memoria activa: que se mantenga vivo el recuerdo para evitar que se repitan episodios de violencia de Estado.
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Conexión con otras causas: la marcha también suele unirse a demandas actuales, como desapariciones forzadas, derechos humanos, libertad de expresión y exigencia de verdad en casos recientes.
¿Qué se espera para este año?
Para 2025, el Comité 68 Pro Libertades Democráticas convocó una marcha en la Ciudad de México que saldrá desde la Plaza de las Tres Culturas hacia el Zócalo, con participación de estudiantes, sindicatos y organizaciones sociales.
Se espera que la movilización recupere su fuerza simbólica, con mensajes de No Olvido y demandas de justicia de relevancia histórica y contemporánea.