La primera reunión presencial entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, desde la invasión rusa a Ucrania en 2022 concluyó con un resultado incierto: sin acuerdos formales, mensajes ambiguos y nuevas dudas sobre el futuro de la guerra.
Durante casi tres horas de conversaciones en la Base Aérea Elmendorf-Richardson, ambos mandatarios proclamaron “avances” pero evitaron detallar cuáles. Trump insistió en que “no hay acuerdo hasta que haya un acuerdo”, mientras que Putin habló de un camino “para allanar la paz en Ucrania”. Sin embargo, ninguno ofreció explicaciones concretas, y ambos se retiraron de la conferencia sin responder preguntas de la prensa.
La puesta en escena
El recibimiento fue tan simbólico como polémico: aviones de combate, alfombra roja y un eslogan esperanzador –“Buscando la paz”– enmarcaron la llegada de Putin, quien tras una década regresó a suelo estadounidense con todos los honores. El líder ruso incluso viajó en “la Bestia”, la limusina blindada presidencial, un gesto que en Moscú se celebró como un triunfo diplomático tras años de aislamiento occidental.
Sin alto al fuego, pero con posibles concesiones
Mientras Trump se mostró deferente al dejar hablar primero a Putin y evitó cuestionar sus argumentos sobre las “causas fundamentales” de la guerra, fuentes diplomáticas filtraron después que Washington podría estar dispuesto a apoyar una propuesta rusa para congelar la ofensiva a cambio de que Kiev ceda el control total del Donbás (Donietsk y Lugansk).
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, rechazó de inmediato esa opción, recordando que su Constitución le prohíbe cualquier concesión territorial, aunque no descartó un eventual encuentro trilateral con Trump y Putin.
“El día de las negociaciones, también están matando. Y eso lo dice todo”, denunció Zelensky en un mensaje previo a la cumbre.
Ecos internacionales
La ONU calificó de “constructivo” el diálogo entre Washington y Moscú, mientras que varios líderes europeos expresaron respaldo a Trump por intentar mediar en la guerra. El británico Keir Starmer afirmó que “nunca se había estado tan cerca del fin del conflicto”, aunque Emmanuel Macron subrayó que “la presión sobre Rusia debe mantenerse hasta alcanzar una paz sólida”.
Putin, por su parte, salió de Alaska sin hacer concesiones tangibles y con la posibilidad de una nueva cumbre, quizás en Moscú. Trump pareció abierto a la idea, pese a anticipar críticas internas: “Oooh, qué interesante… creo que podría suceder”, comentó con una sonrisa.
Por ahora, el balance es claro: Trump logró reposicionar a Putin en el escenario diplomático, pero no garantizó un alto al fuego, mientras Zelensky quedó nuevamente al margen de las negociaciones que definen el futuro de su país.