Ismael “El Mayo” Zambada, uno de los principales líderes históricos del Cártel de Sinaloa, se declaró culpable este lunes en una corte federal de Brooklyn, Nueva York, de dos cargos relacionados con narcotráfico y crimen organizado. Con ello, evitó un juicio público, pero quedó a disposición de una sentencia que, según lo previsto, será de cadena perpetua.
Durante la audiencia, el capo de 77 años admitió haber encabezado de manera continua el Cártel de Sinaloa desde 1989 hasta 2024, periodo en el que supervisó operaciones de tráfico de cocaína, heroína y fentanilo hacia Estados Unidos. También reconoció su participación en delitos asociados como lavado de dinero, secuestros y asesinatos, en el marco de la Ley RICO (Organizaciones Corruptas e Influenciadas por el Crimen Organizado).
El juez Brian M. Cogan, encargado del caso, precisó que cada uno de los cargos conlleva penas de prisión vitalicia y adelantó que la sentencia se dictará el 13 de enero de 2026. Además, el Gobierno estadounidense valuó en 15 mil millones de dólares los bienes y activos generados por Zambada durante más de cinco décadas en actividades ilícitas, los cuales deberán ser entregados a la justicia.
En un inusual gesto, “El Mayo” ofreció disculpas públicas:
“Reconozco el gran daño que las drogas han provocado a Estados Unidos, México y otros lugares. Asumo la responsabilidad y pido perdón a aquellas personas que se hayan visto afectadas por mis acciones”, declaró, agregando que promovió la corrupción entre policías, militares y políticos en México.
La sesión, que duró unos 45 minutos, contó con la presencia de decenas de agentes de la DEA, funcionarios judiciales y una treintena de periodistas. A diferencia de otros juicios a líderes criminales, Zambada no estuvo acompañado por familiares en la sala.
“El Mayo” fue arrestado en julio de 2023 tras arribar en una avioneta al aeropuerto de Santa Teresa, Nuevo México, junto a Joaquín Guzmán López, uno de los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán. Desde entonces permanecía en custodia en Estados Unidos, donde inicialmente se había declarado inocente.
Con este giro judicial, se cierra el largo capítulo de uno de los capos más buscados del mundo, quien durante más de 30 años mantuvo el poder del Cártel de Sinaloa, hoy fracturado entre las facciones de “Los Chapitos” y otros líderes regionales.