Inteligencia artificial en el ámbito militar: beneficios y desafíos

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Uno de los usos más visibles de la IA en el ámbito militar es en sistemas no tripulados

Un aspecto clave en la implementación de la IA militar es definir el nivel de autonomía otorgado a estos sistemas inteligente

La inteligencia artificial (IA) ha emergido como una tecnología clave para la transformación del sector militar a nivel global, revolucionando desde la toma de decisiones estratégicas hasta las operaciones en el campo de batalla. Instituciones de defensa y organismos internacionales coinciden en que la IA cambiará la naturaleza de la guerra y los mecanismos de seguridad en el siglo XXI.

La IA como motor de la modernización militar

El Departamento de Defensa de Estados Unidos (DoD) establece en su estrategia para la IA que esta tecnología es fundamental para mantener la ventaja competitiva frente a adversarios estratégicos como China y Rusia. En su documento oficial “Summary of the 2018 Department of Defense Artificial Intelligence Strategy”, el DoD señala que:

“La inteligencia artificial potenciará las capacidades militares de Estados Unidos, permitiendo una mejora significativa en la autonomía de sistemas, análisis de inteligencia, y velocidad en la toma de decisiones”.

Asimismo, la estrategia enfatiza la necesidad de una IA ética y confiable para evitar errores catastróficos en contextos de combate.

Impacto en la estrategia y la geopolítica militar

Más allá de Estados Unidos, China y Rusia han lanzado ambiciosos programas para integrar la IA en sus fuerzas armadas, fomentando una carrera tecnológica que redefine el equilibrio global de poder. China, por ejemplo, impulsa una estrategia de “militar-civil integrada” para acelerar el desarrollo de sistemas autónomos y guerra cibernética, con la meta explícita de superar a Estados Unidos.

La IA no solo potencia capacidades bélicas convencionales, sino que también se emplea en tácticas de guerra híbrida y de información, lo cual implica campañas de desinformación y sabotajes cibernéticos capaces de desestabilizar regiones sin un enfrentamiento directo, complicando la seguridad internacional y los mecanismos diplomáticos.

Automatización y autonomía: drones y sistemas inteligentes

Uno de los usos más visibles de la IA en el ámbito militar es en sistemas no tripulados. Por ejemplo, la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (DARPA) ha desarrollado programas que integran IA para dotar de autonomía a drones y robots de reconocimiento, capaces de operar en entornos complejos sin intervención humana directa.

Según un informe de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) publicado en 2021, la incorporación de sistemas autónomos y semiautónomos:

“Incrementa la eficacia operativa, reduce riesgos para el personal y permite una respuesta más rápida y adaptativa en situaciones de conflicto”.

Sin embargo, la OTAN también destaca la importancia de establecer marcos legales y éticos claros para el despliegue de sistemas letales autónomos.

Interacción humano-máquina

Un aspecto clave en la implementación de la IA militar es definir el nivel de autonomía otorgado a estos sistemas inteligentes. Se manejan tres modelos principales:

  • Human-in-the-loop: el humano supervisa y aprueba cada acción.
  • Human-on-the-loop: el sistema actúa con autonomía, pero el humano puede intervenir o detenerlo.
  • Human-out-of-the-loop: el sistema opera completamente autónomo sin intervención humana.

Actualmente, la mayoría de los organismos militares y expertos coinciden en que mantener al humano dentro del ciclo de decisión es esencial, especialmente para decisiones letales, con el fin de preservar el juicio moral y la responsabilidad ética, sin embargo, la presión para reducir tiempos de respuesta impulsa la exploración de niveles mayores de autonomía, generando debates sobre seguridad y ética.

Ejemplos concretos y casos recientes

En conflictos recientes, como la guerra en Ucrania desde 2022, se ha evidenciado el papel crucial de la inteligencia artificial en sistemas de vigilancia, reconocimiento y defensa antiaérea. Drones autónomos y semiautónomos han sido desplegados para misiones de exploración y ataques de precisión, evidenciando una transformación en la naturaleza de las operaciones militares.

En México, además del desarrollo del drone S4 Ehécatl para vigilancia, universidades y centros de investigación están explorando aplicaciones de IA para mejorar la inteligencia militar, la seguridad fronteriza y la prevención del crimen organizado, aunque estas iniciativas aún están en etapas iniciales.

IA y ciberdefensa: una nueva frontera

La inteligencia artificial no solo impacta la guerra física, sino también la guerra cibernética, pues según la Agencia de Seguridad de Infraestructura y Ciberseguridad de Estados Unidos (CISA) ha reconocido que la IA es clave para la detección y respuesta a amenazas cibernéticas en tiempo real. En un informe de 2023, CISA afirma que:

“Los sistemas de IA permiten detectar patrones anómalos y ataques avanzados que serían imposibles de identificar por métodos tradicionales, fortaleciendo la ciberseguridad nacional y militar”.

En este contexto, la IA actúa como un guardián proactivo para defender infraestructuras críticas y redes militares frente a ataques sofisticados.

Desafíos tecnológicos y de seguridad

A pesar de sus beneficios, la IA militar enfrenta retos técnicos complejos. Los sistemas pueden ser vulnerables a ataques adversariales, donde se manipulan datos para engañar a los algoritmos, ocasionando fallos en la identificación de objetivos o en la toma de decisiones.

Además, la complejidad de estos sistemas exige que sean explicables y transparentes para que los operadores humanos puedan comprender y validar sus acciones. La falta de interpretabilidad puede mermar la confianza y seguridad en estas tecnologías, dificultando su adopción segura y efectiva.

¿Qué está haciendo México?

En México ya empiezan a experimentar con IA en seguridad militar. Por ejemplo:

  • El Instituto Politécnico Nacional (IPN) junto con la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) han desarrollado un software de inteligencia que usa algoritmos de reconocimiento de voz y rostro para analizar actividades del crimen organizado.
  • Se han usado drones no tripulados mexicanos como el S4 Ehécatl, desarrollado por Hydra Technologies, para vigilancia y reconocimiento en zonas riesgosas.
  • Además, el gobierno ha implementado más de 119 aplicaciones de IA en distintos niveles administrativos, como chatbots en instituciones públicas, y aunque estas aún no están directamente en labores militares, muestran un avance importante en la infraestructura digital.

Impacto socioeconómico y en la fuerza laboral militar

La incorporación de la IA también está modificando el perfil y la capacitación del personal militar, ya que las tareas repetitivas y de alto riesgo son cada vez más automatizadas, mientras que crece la demanda de especialistas en ciberseguridad, análisis de datos, ingeniería de software y robótica.

Esto representa una transformación profunda en la estructura laboral de las fuerzas armadas, que deben adaptarse para formar a su personal en habilidades digitales avanzadas. Aunque la automatización reduce riesgos para soldados, también genera incertidumbre sobre el futuro laboral y la necesidad de reconversión profesional.

Desafíos éticos y regulación internacional

La inteligencia artificial aplicada en el ámbito militar enfrenta importantes desafíos, tanto éticos como legales y operativos. Instituciones internacionales como la Convención sobre Armas Convencionales de la ONU han iniciado debates para regular el uso militar de la IA, especialmente en los sistemas de armas letales autónomos (LAWS).

En 2022, la Oficina de Asuntos de Desarme de la ONU destacó que:

“Es imperativo establecer regulaciones claras para asegurar que la inteligencia artificial no disminuya el control humano sobre decisiones de vida o muerte, respetando los principios de derecho internacional humanitario”.

Sin embargo, la falta de un marco legal internacional vinculante genera preocupación sobre la proliferación descontrolada de estas tecnologías. 

El Grupo de Expertos Gubernamentales de la ONU ha avanzado de forma limitada debido a diferencias geopolíticas y la ausencia de consenso entre potencias militares, dejando un vacío regulatorio que facilita el desarrollo y despliegue sin supervisión adecuada.

  • Perspectiva ética y derechos humanos: La delegación de decisiones letales a sistemas autónomos plantea serios cuestionamientos sobre la dignidad humana y la pérdida de juicio moral, lo que puede deshumanizar la guerra y erosionar principios fundamentales del derecho bélico.

Organizaciones civiles han pedido prohibiciones sobre armas autónomas letales, señalando que estas tecnologías dificultan la rendición de cuentas y pueden ocasionar violaciones de derechos humanos y el derecho internacional humanitario.

  • Proliferación y seguridad global: Además, la rápida difusión de tecnologías duales (uso civil y militar) puede facilitar que actores no estatales, como grupos terroristas o criminales, accedan a sistemas de IA avanzados, aumentando la inestabilidad y el riesgo global, lo cual resalta la necesidad urgente de controles y acuerdos internacionales.
  • Desafíos en la supervisión humana y responsabilidad: La creciente autonomía complica identificar responsabilidades ante errores o violaciones legales, reduciendo la capacidad del juicio ético humano en escenarios complejos y generando preocupaciones sobre la transparencia y la rendición de cuentas en el uso militar de IA.
  • Perspectiva de futuro y tendencias: El futuro de la IA militar estará marcado por la convergencia con tecnologías disruptivas como la computación cuántica, la realidad aumentada y las redes 5G/6G. La computación cuántica promete acelerar el procesamiento y análisis de datos, mientras que las comunicaciones ultrarrápidas permitirán operaciones en red con sistemas autónomos distribuidos en tiempo real.

Estas innovaciones pueden transformar radicalmente la defensa y la seguridad global, pero también aumentan la urgencia de establecer marcos regulatorios internacionales sólidos, que promuevan la cooperación, la transparencia y el control para evitar una carrera armamentista descontrolada.

 

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