Claudia Sheinbaum honra a la Marina y reafirma rumbo de su gobierno

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“México es cada día más libre, justo y democrático” afirmó la presidenta

En su primera conmemoración como Presidenta Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, Claudia Sheinbaum encabezó la ceremonia por el Día de la Marina Nacional, subrayando la relevancia estratégica del sector marítimo en el desarrollo del país y reafirmando las líneas centrales de su proyecto de gobierno.

Desde el puerto de Acapulco, acompañada por el Almirante Raymundo Pedro Morales Ángeles, secretario de Marina, el General Ricardo Trevilla Trejo, secretario de la Defensa Nacional, altos mandos navales y la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, Sheinbaum rindió homenaje a las mujeres y hombres del mar, en particular a los cadetes América Yamilet Sánchez y Adal Jair Marcos, fallecidos recientemente durante una travesía del Buque Escuela Cuauhtémoc. “Nuestro corazón está con ellos y con sus familias”, expresó visiblemente conmovida.

La mandataria destacó la importancia histórica, económica y geopolítica de los océanos mexicanos, que representan el 65% del territorio nacional, así como el papel central de la Marina Armada de México en la defensa de la soberanía, la seguridad y el desarrollo logístico del país. “El transporte marítimo, la pesca, la construcción naval y los puertos son piezas clave de la vida del país”, afirmó.

Entre la historia naval y el presente político

Sheinbaum trazó una línea directa entre la consolidación de la independencia marítima en el siglo XIX y los desafíos actuales del país. Recordó la toma de San Juan de Ulúa en 1825 como un momento fundacional, así como los ataques sufridos por buques mexicanos durante la Segunda Guerra Mundial, origen de esta conmemoración instaurada en 1942.

Aprovechando el marco simbólico, la presidenta delineó los avances recientes de su administración, como la ampliación del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, nuevos proyectos ferroviarios, la modernización de puertos en ambas costas, y el fortalecimiento del sector naval bajo la coordinación de la Secretaría de Marina.

Historia de la conmemoración

En una parte de su discurso, la presidenta realizó el siguiente recuento de la conmemoración:

La conmemoración del 1º de junio fue llevada a cabo, por primera vez, en 1942, durante un homenaje a las tripulaciones de los buques mexicanos “Potrero del Llano” y “Faja de Oro”, atacados y hundidos por submarinos alemanes en la Segunda Guerra Mundial.

Y fue justamente este día, por su remembranza al histórico primer zarpe en 1917 de un buque mercante, el vapor “Tabasco”, con una tripulación compuesta por mexicanos de nacimiento.

El entonces presidente Ávila Camacho el 1º de junio dijo:

Reconociendo que el Ejecutivo a mi cargo estima que una de las mejores formas que pueden ser adaptadas para divulgar entre la población el cariño a las Marinas de Guerra y Mercante es destinar un día del año para solemnizar a la Marina Nacional.

Y al efecto, por haber sido el 1º de junio de 1917, el día que se aplicó definitivamente el artículo 32 constitucional dotando a las embarcaciones que enarbolan la bandera nacional con tripulantes mexicanos por nacimiento.

La Marina tiene una historia más larga, desde la Independencia. El 5 de octubre de 1824, el General Guadalupe Victoria ratificó ante el Congreso Nacional la importancia de consolidar por mar la independencia. Fue bajo su Presidencia —la primera del México republicano— que se consolidó la independencia en la mar, cuando el 3 de noviembre la Armada de México, bajo el liderazgo del capitán Pedro Sainz de Baranda, tomó posesión de la fortaleza de San Juan de Ulúa, el último reducto español en la costa mexicana.

Este evento ocurrido en 1825, marcó el fin de la resistencia española en el mar y la completa independencia de México, consolidando su soberanía en todos los ámbitos.

Cada 1º de junio se recuerda a los tripulantes del “Potrero del Llano” y del “Faja de Oro”, pero hoy queremos hacer este homenaje extensivo a todos los marinos caídos en la prestación de sus servicios y, en particular, a los cadetes: América Yamilet Sánchez y Adal Jair Marcos, jóvenes integrantes de la tripulación del buque insignia de la diplomacia náutica de nuestro país, el Buque Escuela Cuauhtémoc, fallecidos en el lamentable accidente ocurrido el pasado 17 de mayo. Nuestro corazón está con ellos y con sus familias.

Hoy queremos agradecer al Almirante Raymundo Morales Ángeles y a toda la Marina Armada de México su lealtad y compromiso con México, así como a todas y todos los hombres y mujeres de mar, por su entrega cotidiana al desarrollo de nuestro país y al bienestar de nuestro pueblo.

Vivimos un momento muy especial en la historia de México. Llevamos a cabo, con millones de mexicanas y mexicanos, una transformación profunda y desde abajo que ha logrado el objetivo de que el gobierno esté al servicio del pueblo y no de una pequeña minoría.

 

Un discurso con sello propio

Más allá de los anuncios de infraestructura, Sheinbaum tejió un discurso profundamente político y emocional. Reivindicó los logros del gobierno anterior y planteó la continuidad de la llamada Cuarta Transformación, ahora bajo su liderazgo: “Vivimos un momento muy especial en la historia de México […] El gobierno está al servicio del pueblo y no de una pequeña minoría”.

Con referencias a Benito Juárez y a principios como el Estado de derecho, la dignidad y la fraternidad, la presidenta defendió su visión de un país más justo, libre y democrático. “Cualquiera que diga que hay autoritarismo en México, está mintiendo”, declaró enfática.

Asimismo, presumió indicadores económicos recientes: inversión extranjera récord, baja histórica en el desempleo, y el menor nivel de pobreza laboral desde que se tiene registro. Atribuyó estos logros a un cambio de paradigma económico donde “por el bien de todos, primero los pobres”.

Una brújula ética

Sheinbaum cerró su mensaje con una declaración de principios: “La dignidad y la autoridad moral es lo más importante; y esa, no se compra ni con todo el dinero del mundo. Se construye con una sola mística: la de luchar con honradez todos los días por nuestra familia, por el prójimo y por nuestra patria”.

En un tono solemne pero entusiasta, la primera mujer en asumir la presidencia de México hizo un llamado a no olvidar el legado del pueblo ni el rumbo de la transformación que, según sus palabras, “ya es irreversible”.

“¡Que viva por siempre México!”, exclamó. Y la respuesta fue unánime: “¡Viva!”

 

 

 

 

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