La Salud Mental en las Fuerzas Armadas Mexicanas

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Un soldado que sabe pedir ayuda no es frágil,  es estratégico
Un compromiso con el bienestar y la eficacia operativa

En un contexto donde el personal militar enfrenta entornos de alta tensión, desde operativos contra el crimen organizado hasta labores humanitarias en desastres naturales, la salud mental se erige como un pilar indispensable para garantizar no solo su eficacia en misiones críticas, sino también su calidad de vida. La exposición constante a situaciones traumáticas y estrés crónico puede desencadenar trastornos como el estrés postraumático (TEPT), ansiedad y depresión, afectando tanto su desempeño como su estabilidad emocional. En México, donde las Fuerzas Armadas desempeñan roles multifacéticos, abordar estos desafíos se ha convertido en una prioridad estratégica.  

Psicología militar: cimientos para la resiliencia

La psicología militar es un eje transformador en la vida castrense, con funciones que van más allá de la selección inicial del personal. Según expertos del Colegio de la Defensa Nacional, este campo se articula en cuatro dimensiones clave:  

  1. Selección y Evaluación con Enfoque Científico

Mediante pruebas psicométricas validadas internacionalmente (como el MMPI-2 o el WAIS), se analizan aptitudes cognitivas, rasgos de personalidad y posibles psicopatologías en aspirantes. Este rigor asegura que solo quienes poseen resiliencia emocional y adaptabilidad ingresen a roles de alto riesgo.  

  1. Apoyo Terapéutico Integral

Más allá de terapias individuales, se han implementado programas grupales basados en técnicas cognitivo-conductuales y mindfulness, reportando una reducción del 30% en síntomas de ansiedad en unidades expuestas a conflictos, según un estudio de 2022 del ISSFAM.  

  1. Formación en Habilidades Psicoemocionales

Cursos regulares enseñan técnicas de regulación emocional y *stress inoculation training* (entrenamiento en inoculación de estrés), simulando escenarios de combate para fortalecer la respuesta psicológica.  

  1. Innovación mediante Investigación

Proyectos como el Observatorio de Salud Mental Militar analizan el impacto de factores como el despliegue prolongado en familias, generando políticas basadas en evidencia.  

Trastornos mentales: entre el estigma y la realidad

Las cifras revelan una emergencia silenciosa. El TEPT afecta al 4.3% del personal en zonas de alto riesgo, una tasa que duplica la prevalencia en la población civil mexicana (1.8%, según INEGI, 2020). Además, el 12% del personal militar padece depresión y el 15%, ansiedad, de acuerdo con informes internos de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA).

A pesar de estos datos, el estigma persiste. Solo el 40% de los afectados busca ayuda por temor a ser percibidos como “débiles”, según encuestas del ISSFAM. Este tabú cultural sigue siendo un obstáculo para el acceso oportuno a la atención psicológica.

Redes de Apoyo, del diagnóstico a la acción

El Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas Armadas Mexicanas (ISSFAM) lidera una red de apoyo que trasciende lo clínico. Además de terapia especializada, ofrece becas educativas y programas de vivienda, reconociendo que factores socioeconómicos impactan la salud mental. Paralelamente, los Centros de Atención Psicológica Militar (CAPM) brindan:  

– Terapia familiar para mitigar el desgaste por separaciones prolongadas.  

– Intervenciones en crisis con equipos móviles desplegables, capaces de actuar en zonas de conflicto en menos de 24 horas.  

– Campañas de sensibilización mediante testimonios de veteranos, rompiendo tabúes sobre salud mental.  

Hacia una cultura preventiva

Un hito fue el 1er Curso de Salud Mental para las Fuerzas Armadas (2016), donde 1,000 militares aprendieron a identificar síntomas tempranos de TEPT. Desde entonces, se han creado unidades especializadas en academias como la Escuela Militar de Medicina, cuya residencia en psiquiatría ha graduado a 120 profesionales desde 2018.  

Además, la formación de profesionales de la salud dentro del ámbito militar ha sido una prioridad. Instituciones como la Escuela Militar de Medicina, la Escuela Militar de Odontología y la Escuela Militar de Enfermería han sido fundamentales para garantizar la atención integral de la salud, incluyendo la atención psicológica.

Sin embargo, los desafíos persisten. El General José Rodríguez Pérez, jefe de Salud Mental de SEDENA, señala: “Necesitamos triplicar nuestro número de psicólogos para 2030 y digitalizar el acceso a terapia en línea para tropas en zonas remotas”.  

Un Ejército fuerte requiere mentes sanas

La salud mental en las Fuerzas Armadas ya no es un tema accesorio, sino una cuestión de seguridad nacional. Avances como los CAPM y la formación especializada son pasos vitales, pero el camino exige mayor presupuesto, tecnología y, sobre todo, un cambio cultural que normalice el cuidado psicoemocional. Como resume la Teniente Psicóloga Ana Martínez: “Un soldado que sabe pedir ayuda no es frágil: es estratégico”. La meta es clara: convertir a México en referente regional de un ejército tan resiliente en el frente interno como en el campo de batalla.  

 

*Fuentes: Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), ISSFAM, Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

 

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