El destructor de misiles guiados USS Spruance partió de la Base Naval de San Diego como parte de la política de Donald Trump contra la delincuencia y la inmigración.

KEY WEST, Fla. (Sept. 23, 2011) The guided-missile destroyer Pre-Commissioning Unit (PCU) Spruance (DDG 111) arrives at Naval Air Station Key West in preparation for its formal commissioning ceremony Oct. 1. The ship is named in honor of Adm. Raymond Spruance, commander of Carrier Task Force 16 during the World War II Battle of Midway. Spruance is the second Navy ship to bear the name and the 61st ship in the Arleigh Burke class of Navy destroyers. (U.S. Navy photo by Mass Communication Specialist 2nd Class Michael K. McNabb/Released)
El destructor de misiles guiados USS Spruance (DDG 111), perteneciente a la clase *Arleigh Burke*, zarpó este sábado desde la Base Naval de San Diego con rumbo al océano Pacífico para unirse a las operaciones de seguridad en la frontera sur de Estados Unidos, en un movimiento que refuerza la estrategia del gobierno de Donald Trump contra la inmigración irregular y el crimen organizado transnacional. La decisión forma parte de una inusual militarización de labores tradicionalmente asignadas a agencias civiles, en línea con las órdenes ejecutivas presidenciales y la declaración de emergencia nacional emitida en 2019.
Según un comunicado del Comando Norte de Estados Unidos (USNORTHCOM), el buque, equipado con sistemas de guerra electrónica, radares avanzados y misiles Standard Missile-6, operará en coordinación con el Destacamento de Aplicación de la Ley (LEDET) de la Guardia Costera, especializado en interdicción marítima. Estos equipos, activos desde 1982, tienen experiencia en combate al narcotráfico, interceptación de migrantes y operaciones antiterroristas.
El general Gregory Guillot, comandante del USNORTHCOM, destacó que el despliegue busca “ampliar la geografía de capacidades militares únicas” y apoyar al Departamento de Seguridad Nacional (DHS) en labores de vigilancia. “Este esfuerzo conjunto garantiza una respuesta integrada ante amenazas asimétricas”, afirmó.
El USS Spruance se suma al destructor USS Gravely, desplegado desde hace semanas en el Golfo de México para monitorear rutas marítimas utilizadas por traficantes. Esta movilización dual —en costas opuestas— marca un precedente en el uso de buques de guerra para tareas fronterizas, tradicionalmente limitadas a patrullas de la Guardia Costera o efectivos terrestres.
Analistas cuestionan la eficacia de emplear destructores, diseñados para guerra de alta mar, en misiones de vigilancia costera. “Es como usar un martillo para clavar un tornillo: costoso y desproporcionado”, señaló *Michael O’Hanlon*, experto en defensa del *Brookings Institution*. No obstante, el Pentágono defiende la medida como un “multiplicador de capacidades” ante la sofisticación de redes criminales.
El USS Spruance regresó en diciembre de 2023 a San Diego tras un despliegue de cinco meses en aguas de Oriente Medio, donde integró el Grupo de Ataque del Portaaviones Abraham Lincoln (ABECSG). Durante su misión en la Quinta y Séptima Flota, protegió el tránsito comercial en el estratégico Estrecho de Bab el-Mandeb y el Golfo de Adén, zonas críticas ante ataques de grupos hutíes en Yemen. Su labor incluyó escolta a buques aliados y disuasión de amenazas asimétricas, según el comunicado.
Este despliegue se enmarca en la directiva de Trump que, desde 2018, autoriza al Departamento de Defensa a desplegar hasta 4,000 efectivos en la frontera sur. Hasta ahora, la participación militar se había limitado a instalación de barreras y apoyo logístico. La inclusión de destructores sugiere una escalada en la militarización, aunque el Comando Norte insiste en que su rol es “de apoyo, sin contacto directo con civiles”.
Organizaciones de derechos humanos, como *Amnistía Internacional*, han alertado sobre riesgos de confrontación y el mensaje que envía a la región. “Militarizar la frontera no resuelve las causas profundas de la migración”, declaró *Erika Guevara-Rosas*, directora para las Américas.
Mientras el USS Spruance navega hacia su nueva misión, el debate sobre el alcance y ética de estas operaciones sigue abierto, reflejando tensiones entre seguridad nacional y derechos humanos en una de las fronteras más transitadas del mundo.