Conmemoración de los 200 años de la República, recordando la promulgación de la Constitución de 1824, que nos instituyó como una República, prohibió la esclavitud y afirmó nuestra soberanía nacional, inspirada en los Sentimientos de la Nación de Morelos y el Decreto de Abolición de la Esclavitud de Hidalgo. Seguimos construyendo ese México libre, justo y soberano que soñaron nuestros antepasados, difundió en sus redes la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo con motivo de la ceremonia conmemorativa.
Mensaje de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo
Muy buenas noches a todos, a todas; buenas noches a todas las niñas y todos los niños que se encuentran en este Zócalo con nosotros.
El día de hoy, 10 de octubre de 2024, celebramos 200 años de que llegó el primer presidente de México; su nombre: Guadalupe Victoria.
Una de las tareas como personas y como gobierno es recordar. La memoria significa libertad y la memoria histórica es libertad para los pueblos. Para nuestro gobierno, hacer memoria es fundamental, porque nos recuerda que venimos de un movimiento social, democrático, que ha luchado contra la corrupción y por el bienestar del pueblo de México.
El Grito de Dolores, Hidalgo; la lucha de Morelos, la Constitución de Apatzingán, el Plan de Iguala, la entrada triunfal del Ejército Trigarante, el Congreso Constituyente de 1824; el establecimiento del triunvirato y el primer gobierno republicano son algunos de los momentos que marcaron la lucha por la independencia de México. No queremos ni debemos olvidarnos, pues han sido el camino que nos trajo hasta la Cuarta Transformación de la vida pública.
Hace 200 años, días después de la promulgación de la Constitución de 1824, Guadalupe Victoria asumió el cargo de presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, el cual ocupó del 10 de octubre de 1824 al 31 de marzo de 1829. Es decir, el día hoy celebramos que hace 200 años Guadalupe Victoria asumió como el primer presidente de México.
Él fue el primer encargado de salvaguardar la democracia, la libertad, la justicia, la independencia de nuestro país. Guadalupe Victoria es uno de los personajes más fascinantes de nuestra historia. Sus padres lo llamaron José Miguel Ramón Fernández y Félix, pero cuando se unió a la causa independentista bajo el mando de José María Morelos y Pavón decidió él cambiar su nombre por dos palabras que significaban lo más importante para él: la Virgen de Guadalupe, símbolo del Grito de Independencia, y el anhelo de victoria para el movimiento insurgente.
Guadalupe Victoria es uno de los hombres más leales a la causa del Independencia. Él eligió vivir durante 30 meses en la selva comiendo frutas silvestres e insectos antes que rendirse al virrey de Apodaca, representante de la Corona española.
Cuando Iturbide transforma la Independencia en imperio, a Guadalupe Victoria no le queda de otra que empezar a luchar nuevamente para tirar esa falsa salida de la Independencia. Se ve obligado a huir nuevamente, refugiándose en Veracruz. Y, finalmente, a la caída del imperio de Iturbide en 1824, se convierte en el primer presidente.
Abolió la esclavitud, reconstruyó la hacienda pública y organizó a los tres poderes de la República.
Creó la Marina de Guerra, la cual derrotó unos años después al último bastión español en San Juan de Ulúa.
Mantuvo relaciones con Simón Bolívar y firma la Carta de la Unidad Latinoamericana.
Desde esta esquina del mundo, aquí, en nuestro país, es uno de los primeros internacionalistas.
Morirá en marzo de 1843 y lamentablemente no pudimos tener a Guadalupe Victoria para la siguiente etapa. Hay una historia que cuenta que, cuando murió, sus vísceras fueron depositadas en recipientes con agua ardiente y enterradas en la fortaleza en Perote, Veracruz; cuando invade el ejército estadounidense, unos soldados de aquel país encuentran aquellos recipientes, se los beben y fallecen al instante.
Hay quien dice que después de su muerte, Guadalupe Victoria siguió luchando por la independencia de México.
Tuvieron que pasar 200 años de la República para que las mujeres llegáramos a la Presidencia de México. Esta decisión del pueblo de México nos habla de la profunda transformación cultural que estamos viviendo.
Todavía nos queda camino por andar para seguir disminuyendo la pobreza, erradicarla, disminuir las desigualdades y terminar con la discriminación por origen étnico, por color de la piel, por condición social o por género, pero nosotros siempre debemos confiar en la grandeza de nuestro pueblo para dejar atrás cualquier prejuicio o trato desigual, que en realidad ese trato desigual viene de la época colonial. Por eso es tan importante la independencia de la República y, el día de hoy, celebrar estos 200 años de la llegada del primer presidente.
Recordar quiere decir volver a pasar por el corazón. Por eso, hoy les invito a volver a sentir en el corazón los deseos y anhelos de soberanía de nuestros antepasados, el grito de libertad encabezado por don Miguel Hidalgo y Costilla; el júbilo de las tropas al finalizar la guerra de Independencia; la dignidad de nuestro pueblo para defenderse de potencias extranjeras; las sabias palabras que dan forma a nuestros principios constitucionales, y hoy la elección del Poder Judicial y el esfuerzo de tantas mujeres y hombres por construir una nación libre, justa, independiente, soberana y democrática.
Esto significa que la lucha por la Independencia no está inmóvil, no está inmóvil en el pasado, sino que está viva en nuestros deseos por reconocer siempre la grandeza de México, que está en nuestro pueblo, en su historia y en las grandes heroínas y héroes de la patria como Guadalupe Victoria.
Recordar es un acto muy, pero muy poderoso. A todas las niñas y niños que hoy nos acompañan en este maravilloso Zócalo, corazón de la República: hay siempre que recordar nuestro pasado, mantener viva la memoria histórica porque, con ello, recordamos nuestra libertad y nuestra independencia.
¡Que viva Guadalupe Victoria!
¡Que viva México libre, soberano, democrático e independiente!
¡Que viva México!
¡Que viva México!
¡Que viva México!